¿Cómo funciona un proceso concursal?

Parece que nuestro objetivo siempre es conseguir resultados inmediatos, pero recuperar nuestros activos es un proceso que requiere tiempo.
¿Te imaginas recuperar los activos de una empresa declarada en quiebra sin saber en qué consiste el proceso concursal? ¿O tratar de dar viabilidad al negocio sin el asesoramiento preventivo en la situación de crisis? Está claro que sería muy difícil, por no decir imposible.
Por eso, cuando alguien nos pregunta cómo llevar a cabo un proceso concursal, tenemos muy clara la respuesta: requiere la presencia de un asesor experto en prevención de situación de crisis y continuación de la actividad empresarial mediante técnicas como el aplazamiento de deudas, la venta de activos o la realización de inventario.
¡Acompáñanos en este artículo y conoce todo sobre el funcionamiento de un proceso concursal!
Qué es un proceso concursal
Es un procedimiento legal que se utiliza para intentar refinanciar y solventar una situación de insolvencia. En este proceso, se le permite al deudor presentar un plan de reorganización de su negocio para evitar la liquidación de la empresa. Si el deudor no puede presentar un plan viable, la empresa se liquidará y se repartirán los activos entre los acreedores.
El funcionamiento de un proceso concursal
En este proceso podemos encontrar seis fases bien diferenciadas que vienen contempladas en el texto refundido de la Ley Concursal.
Presta mucha atención:
- El Juez del Concurso designará un administrador concursal en el acto de declaración del concurso.
- Los acreedores tendrán que presentar sus créditos en el plazo de terinta días desde la publicación de la convocatoria del concurso.
- Una vez presentados todos los créditos, el administrador concursal elaborará un informe sobre la situación del deudor y la viabilidad del concurso.
- Se abrirá un período de negociación entre el deudor y sus acreedores para alcanzar un acuerdo de refinanciación, en base al plan de pagos propuesto por el deudor.
- Si no se alcanza un acuerdo, se abrirá la fase de liquidación y el Administrador Concursal intentará hacer efectivos todos los activos de la sociedad con él fin de atender, cuanta más deuda sea posible, de sus acreedores.
Durante mucho tiempo, se había debatido sobre la incorporación de nuevos derechos y reformas en la Ley Concursal 22/2003, especialmente para proteger el tejido empresarial ante las situaciones generadas a raíz de la crisis financiera de 2008.
Tal y como establece el Real Decreto, “la rigidez del procedimiento concursal y las muchas funciones atribuidas el juez del concurso, en aquel entonces, no se consideraban especial problema por la simultánea creación de los Juzgados especializados en los que se confiaba plenamente para una segura y rápida tramitación de los concursos de acreedores”.
Pero, poco a poco, “la profunda crisis por la que atravesó la economía española, evidenció los defectos y las insuficiencias de la nueva normativa. En efecto, algunas sociedades españolas en situación de crisis, en lugar de solicitar el concurso por razón de una insolvencia real o inminente, acudían, siempre que era posible, a foros extranjeros, con buenos resultados, para beneficiarse de soluciones de las que carecía la legislación española”.
Fue así como surgió la necesidad de actualizar el proceso concursal y la ley sobre el mismo.
Una herramienta para conseguir la viabilidad de las empresas
La acción concursal debe entenderse no como el paso previo para el cese de la actividad, sino como una herramienta para conseguir la viabilidad de las empresas.
Les permite reestructurar y renegociar sus deudas de forma ordenada, lo que evita que la empresa entre en un proceso de quiebra y se protejan los intereses de los acreedores. Por tanto, el proceso concursal es una herramienta ideal para que las empresas sean sometidas a un análisis exhaustivo de sus activos y pasivos, lo que permite obtener una idea clara de su situación financiera.
Asimismo, el proceso también favorece que se establezcan medidas para hacer frente a la deuda y para mejorar la gestión de la empresa, lo que puede ayudar a conseguir su viabilidad a largo plazo.